El universo de Hércules Poirot

La primera vez que entré a una librería, sentí que ingresaba a un templo satánico de distribución de literatura basura, pagana y mundana, aún así me encontré con Hércules Poirot y me enamoré del género. 

Digo literatura mundana porque crecí en un hogar de Testigos de Jehová donde había una gran biblioteca rebosada de publicaciones de la Whatchtower, las únicas que podía leer desde niño pues se suponía que eran las que contenían «la verdad» absoluta sobre la vida y la muerte.

A pesar de haber leído a ciertos autores obligado por mis responsabilidades académicas, la verdad es que nunca me interesé por algo de literatura sino hasta 2009 cuando entré por impulso a una librería ubicada en el centro de Maracaibo. Recuerdo que puse un pie con cierto temor, como si se tratase de un templo de literatura satánica y pagana.

Mi interés por buscar algo que no fueran las mismas historias de la biblia que llevaba años escuchando hasta el cansancio me impulsó para buscar algo diferente y único, algo que me entretuviese y que me atrapase de inmediato.

Hojeando sinopsis entre pasillos, columnas y filas con libros de diferentes temáticas y autores, encontré con una serie de libros del mismo formato, delgados, con una tapa blanda bicolor entre negro y un café muy claro y que la única diferencia entre el uno y el otro era la variación entre títulos enigmáticos como «Diez negritos», «Cinco Cerditos», «Cianuro Espumoso», «Asesinato en el Orient Express», entre otros.

Fue la primera vez que me topé con Agatha Christie, la autora que me robaría noches de sueño y domingos enteros encerrado en mi habitación deleitándome de aquellas fascinantes historias de misterio donde el principal objetivo era resolver un misterioso asesinato en medio de situaciones totalmente inimaginables, como por ejemplo, en la novela «Cianuro Espumoso» donde se resolvía el asesinato de una joven que ingirió cianuro en una copa de champagne mientras se encontraba en una lujosa cena dentro de un exclusivo restaurante de Londres.

Aquel tipo de lectura me atrapó al nivel de sentir en vivo las emociones de los protagonista mientras leía aquellas historias donde el suspenso, la emoción y la psicología intentaban apoderarse de las mentes de los lectores. En mi mente describía perfectamente los escenarios, los personajes, sus voces, sus colores, matices y sentido de aquellas historias. Aquellos libros que podía leer en 3 horas encantado y sin aburrirme, empezaron a reemplazar las ediciones de la Whatchtower, creando una fascinante relación entre la realidad, el mundo mágico de Agatha Christie y su maravilloso personaje que hasta la fecha, ha sido mi súper héroe favorito: Hércules Poirot.

Aquel sujeto que dibujé en mi cabeza era un hombre de unos 50 años, con bigote, blanco, pelo negro, un estilo muy inglés, elegante y poco sonriente, era el protagonista encargado de investigar y resolver los dantescos crímenes ocurridos en el universo de suspenso de Agatha Christie.

La primera novela que leí de Agatha fue «Asesinato en el Orient Express», editada en 1933 y que a pesar de ser escrita en un contexto histórico completamente diferente al 2009, la sentí muy presenté, la comprendí, me entretuve, me atrapó e hizo que me enamorara de la autora y de su personaje estrella, el aclamado detective Mr. Poirot y su suspicacia para develar la identidad de los asesinos.

La novela policiaca sin duda es mi género favorito, no obstante, por mucho tiempo he buscado otros autores, otros personajes y otros mitos de la literatura de este género, pero nadie es igual ni se le acerca a Poirot, un personaje único y de libre interpretación, pero con una solidez en el desarrollo de su discurso, la madurez de sus intenciones y la inteligencia con la que podía desenvolverse en tramas congestionadas por el trauma psicológico.

Life is a Book: Reseña: Asesinato en el Orient Express - A. Christie

Entre conversaciones con amigos he comentado sobre mis inicios con la literatura policiaca; y entre el debate de lo que es culto y de lo que no; o si la novela es un género que aporte o no, ha quedado claro mi respeto por la primera autora con la que me inicié en el mundo de literatura mundana y a quien admiro por haber creado al mejor detective de toda la historia: Mr Poirot.

 

 

 

 

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