Winston Churchil, primer ministro del Reino Unido, tenía serias diferencias con el presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt; como también los tenía con el líder de la Unión Soviética, Joseph Stalin. En general, ninguno de los antes mencionados se agradaban entre sí. Sin embargo, el nazismo y la hecatombe que ocasionó la Segunda Guerra Mundial logró que estos tres personajes antagónicos se unieran bajo un único propósito: acabar con Hitler y su guerra.
En contexto, la Segunda Guerra Mundial fue un conflicto bélico que duró desde 1939 hasta 1945, en el que participaron las principales potencias mundiales de la época, entre ellas Alemania, Japón, Italia y los Aliados, compuestos por Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética.
El líder alemán Adolf Hitler tenía como objetivo crear un «Nuevo Orden» en Europa y expandir su imperio, lo que llevó a la invasión de varios países, incluyendo Polonia, Francia y la Unión Soviética. Los Aliados lanzaron una serie de contraofensivas en varios frentes, que incluyeron batallas como Stalingrado, Normandía y la Batalla del Atlántico.
Los Aliados finalmente lograron derrotar a Hitler y a las fuerzas del Eje gracias a una serie de factores clave. La movilización de recursos humanos y materiales, el apoyo de los Estados Unidos y la Unión Soviética, y la superioridad tecnológica en el campo de batalla jugaron un papel importante en la victoria. Además, la resistencia de la población civil y la lucha de los movimientos de la resistencia también contribuyeron al fin del régimen nazi.
La Segunda Guerra Mundial fue una lucha larga y difícil que tuvo un gran impacto en la historia mundial. La victoria de los Aliados se debió a una combinación de factores, incluyendo la estrategia militar, el apoyo de la población civil y la superioridad tecnológica, que finalmente pudieron derrotar a Hitler y poner fin a la guerra.
La conferencia de Teherán en 1943, el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial
La Conferencia de Teherán, celebrada entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre de 1943, fue una reunión histórica entre los líderes de las tres potencias aliadas de la Segunda Guerra Mundial: el primer ministro británico Winston Churchill, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt y el líder soviético Joseph Stalin. La conferencia tuvo lugar en la capital de Irán, Teherán, y su objetivo principal era coordinar la estrategia de los Aliados para derrotar a la Alemania nazi y poner fin a la guerra.
La Conferencia de Teherán fue la primera vez que los líderes de las tres principales potencias aliadas se reunieron en persona durante la Segunda Guerra Mundial. La reunión se llevó a cabo en medio de la victoria de las fuerzas aliadas en el norte de África y la invasión de Italia, y la derrota alemana en la Batalla de Stalingrado. Los Aliados estaban ganando terreno en la guerra, pero aún enfrentaban grandes desafíos en el frente occidental y en el Pacífico.
Durante la conferencia, los líderes aliados discutieron varios temas importantes, incluyendo la estrategia militar, la coordinación de las operaciones militares, la creación de un segundo frente en Europa, la ayuda a la Unión Soviética, el futuro de Polonia y la creación de la Organización de las Naciones Unidas.
Uno de los temas más importantes que se discutió en la conferencia fue la apertura de un segundo frente en Europa occidental. Stalin había estado presionando a los Aliados para que abrieran un segundo frente en Europa occidental desde 1942, pero Churchill y Roosevelt habían sido reacios a hacerlo hasta que se aseguraran de que estaban preparados para lanzar una invasión exitosa. Finalmente, en la Conferencia de Teherán, los Aliados acordaron que se lanzaría una invasión en Normandía en la primavera de 1944.
Otro tema importante que se discutió fue el futuro de Polonia. La Unión Soviética había ocupado gran parte de Polonia durante la guerra y Stalin había instalado un gobierno comunista en el país. Churchill y Roosevelt estaban preocupados por el futuro de Polonia después de la guerra y querían asegurarse de que se respetaran los derechos de los polacos. Finalmente, los Aliados acordaron que se permitiría que los polacos fueran representados en el gobierno provisional de Polonia y que se celebraría una elección libre y justa después de la guerra.
La Conferencia de Teherán fue un hito importante en la Segunda Guerra Mundial. Los líderes de las tres principales potencias aliadas pudieron coordinar sus estrategias y tomar decisiones importantes sobre el curso de la guerra. Aunque la Conferencia de Teherán no resolvió todos los problemas que enfrentaban los Aliados, fue un paso importante hacia la victoria en la Segunda Guerra Mundial.
La Conferencia de Yalta en 1945 creó el «Orden Mundial» conocido en la actualidad
En la primavera de 1945, con la Segunda Guerra Mundial llegando a su fin, los líderes de las tres potencias aliadas se reunieron en la ciudad de Yalta en la península de Crimea, en el sur de Ucrania. La conferencia de Yalta, como se conoció, tuvo lugar del 4 al 11 de febrero de ese año y fue la tercera reunión entre los líderes de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Soviética, el presidente Franklin D. Roosevelt, el primer ministro británico Winston Churchill y el líder soviético Joseph Stalin. El objetivo principal de la conferencia era coordinar los esfuerzos de las tres potencias para derrotar al Tercer Reich alemán.
La conferencia de Yalta fue un momento clave en la historia de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias se sintieron durante décadas después del final de la guerra. Los líderes de las tres potencias acordaron muchos aspectos importantes de la posguerra, incluyendo la división de Alemania y la creación de las Naciones Unidas. Sin embargo, la conferencia también ha sido objeto de controversia, especialmente en relación con el papel de Stalin en la creación de la Guerra Fría.
Antes de la conferencia, los líderes de las tres potencias habían mantenido conversaciones informales sobre la estrategia de guerra. Roosevelt y Churchill habían estado presionando a Stalin para que abriera un segundo frente en Europa Oriental, para aliviar la presión sobre las fuerzas occidentales que luchaban en el frente occidental. Stalin, sin embargo, había resistido la idea, argumentando que el Ejército Rojo estaba demasiado ocupado luchando contra los alemanes para hacerlo.
En la conferencia de Yalta, los líderes discutieron la estrategia de la guerra y acordaron coordinar sus esfuerzos para asegurar la victoria sobre Alemania. Acordaron que los soviéticos lanzarían una ofensiva en Europa Oriental dentro de las dos semanas siguientes a la conferencia, mientras que los británicos y los estadounidenses intensificarían los bombardeos en el frente occidental.
También discutieron la cuestión de la división de Alemania después de la guerra. Los líderes acordaron dividir Alemania en cuatro zonas de ocupación, controladas por Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética. También acordaron que Berlín, la capital de Alemania, sería dividida en cuatro zonas de ocupación.
Además, los líderes discutieron la creación de las Naciones Unidas. Roosevelt y Churchill habían propuesto una organización internacional para mantener la paz después de la guerra. Stalin inicialmente se mostró escéptico, pero finalmente acordó unirse a la organización. La creación de las Naciones Unidas fue un logro importante de la conferencia de Yalta y ha sido una parte fundamental del orden internacional desde entonces.
A pesar de los acuerdos alcanzados en la conferencia, la posguerra no fue pacífica. La división de Alemania y Berlín finalmente llevó a la construcción del Muro de Berlín en 1961, que dividió la ciudad durante décadas. La Unión Soviética también mantuvo su control sobre Europa Oriental después de la guerra.