El 20 de diciembre de 1989, en plena madrugada, las tropas estadounidenses iniciaron una de las intervenciones más polémicas en América Latina: la invasión a Panamá, conocida como Operación Causa Justa. Este evento marcó el fin del régimen del dictador Manuel Noriega, quien había consolidado su poder durante años a través de una combinación de represión, manipulación política y, sobre todo, actividades criminales vinculadas al narcotráfico. Pero, ¿qué llevó a Estados Unidos a intervenir militarmente en un país con el que, hasta poco tiempo antes, había tenido una relación cercana?
1. El asesinato de un soldado estadounidense: el detonante inmediato
Uno de los principales catalizadores de la invasión fue el asesinato de un soldado estadounidense, el teniente Robert Paz, el 16 de diciembre de 1989. Este incidente ocurrió en un control militar panameño, cuando el vehículo en el que viajaba Paz junto a otros soldados fuera detenido y, según testigos, atacado sin provocación previa por fuerzas leales a Noriega. La muerte del teniente y el maltrato a otros soldados que fueron detenidos en el mismo episodio, indignaron al gobierno de Estados Unidos.
Este ataque fue percibido como una violación directa a los tratados bilaterales que garantizaban la seguridad del personal militar estadounidense en la Zona del Canal de Panamá, y se convirtió en el pretexto inmediato para justificar la intervención militar.
2. Prisioneros estadounidenses: otro factor de presión
Además del asesinato de Paz, Noriega también tomó como prisioneros a varios ciudadanos y militares estadounidenses en los días previos a la invasión, aumentando la tensión entre ambos países. Estas acciones fueron vistas por Washington como un desafío directo a la autoridad estadounidense y una señal de que Noriega estaba dispuesto a escalar el conflicto. Para la administración de George H. W. Bush, la seguridad de sus ciudadanos y el respeto a los tratados internacionales eran líneas rojas que no podían ser cruzadas.
3. Noriega y el narcoestado panameño
Sin embargo, los motivos más profundos de la intervención iban más allá de estos incidentes puntuales. Durante los años 80, Manuel Noriega se había convertido en un aliado incómodo para Estados Unidos. A pesar de haber colaborado durante años con la CIA y otros organismos de inteligencia estadounidenses, incluso mientras lideraba operaciones de represión interna en Panamá, su involucramiento en el narcotráfico se había vuelto insostenible.
Noriega fue acusado de tener vínculos estrechos con el Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar, y de utilizar a Panamá como un centro clave para el blanqueo de dinero y el tránsito de drogas hacia Estados Unidos. Esta relación con el narcotráfico le permitió amasar una fortuna y mantenerse en el poder, convirtiendo a Panamá en un auténtico narcoestado. Las pruebas que vinculaban a Noriega con estas actividades ilícitas fueron presentadas por la justicia estadounidense, que ya lo había procesado por delitos relacionados con el tráfico de drogas y lavado de dinero.
4. La crisis electoral y la represión interna
En mayo de 1989, Panamá celebró elecciones, y el pueblo panameño, cansado de la represión y corrupción del régimen de Noriega, votó masivamente por la oposición, liderada por Guillermo Endara. Sin embargo, el dictador se negó a aceptar los resultados y ordenó la anulación de las elecciones. Los seguidores de Endara fueron brutalmente reprimidos, y las protestas fueron aplastadas por las fuerzas leales al régimen.
Este fraude electoral y la posterior persecución de los opositores fueron observados con preocupación por la comunidad internacional, y especialmente por Washington, que había apoyado la democratización en varios países de América Latina. La negativa de Noriega a ceder el poder por la vía democrática fue vista como otra razón más para intervenir y restaurar el orden.
5. El Canal de Panamá y la estabilidad regional
Otro factor crucial que motivó la invasión fue la protección de los intereses estratégicos de Estados Unidos en el Canal de Panamá, una vía interoceánica de vital importancia para el comercio global y para la seguridad nacional estadounidense. Aunque los tratados Torrijos-Carter de 1977 establecían que el control del canal sería transferido completamente a Panamá en el año 2000, la presencia de un dictador cada vez más inestable y hostil como Noriega ponía en riesgo la estabilidad de esta infraestructura clave.
La administración Bush temía que, si Noriega seguía en el poder, podría desestabilizar la región y comprometer la seguridad del canal. Para Washington, mantener un gobierno en Panamá que fuera aliado y confiable era fundamental.
La caída de Noriega y el fin de su régimen
La invasión de Panamá fue una operación compleja que tuvo múltiples motivaciones: desde la protección de ciudadanos y militares estadounidenses, hasta la necesidad de erradicar un narcoestado que ponía en peligro la estabilidad regional. El régimen de Manuel Noriega, que había perdurado gracias a la represión y su colaboración con el narcotráfico, finalmente colapsó bajo el peso de la intervención militar estadounidense. Noriega fue capturado en enero de 1990, tras refugiarse en la Nunciatura Apostólica, y luego extraditado a Estados Unidos, donde fue juzgado por cargos de tráfico de drogas.
La Operación Causa Justa marcó el fin de una era oscura en Panamá y abrió las puertas a la democratización del país bajo el liderazgo de Guillermo Endara.